El cáncer de piel afecta a un 1% de la población. No te la juegues y apunta estas recomendaciones para prevenirlo. Existen enfermedades que, por desgracia, no nos las esperamos y no las podíamos prevenir. Hay muchas otras que con pequeños gestos estamos comprando papeletas para que no nos toque “el premio”.
Los factores de riesgo y los hábitos constituyen una parte importante en el hecho de contraer una enfermedad. Sabemos que una alimentación saludable influye positivamente en enfermedades como la Diabetes tipo 2 o el cáncer de colon. También sabemos que la protección solar nos aleja del fotoenvejecimiento y del cáncer de piel. Pero podemos ir un paso más allá. La piel tiene memoria y la quemadura de hoy es la mancha, el lunar o el cáncer de piel de mañana. Con esto quiero decir que aunque tú, a día de hoy, te protejas estupendamente puedes tener lesiones de años anteriores que irán apareciendo poco a poco.
¡Revísate, revísale!
Como la confianza da asco, pídele a un ser querido que te haga el favor de examinarte los lunares, pecas o manchas que tienes en la espalda. Del resto del cuerpo, ya te ocupas tú, no vamos a abusar de su confianza. La espalda es una de las zonas más castigadas por el sol. Al ser una zona de difícil acceso, nos aplicamos el protector solar de aquella manera, ya tu sabes.
En esta imagen tienes unas pautas para identificar anomalías en los lunares que pueden ser síntoma de alarma. No digo con esto que la exploración casera te evite la visita al dermatólogo. Ni mucho menos. Solo digo que con unas caricias y un poquito de mimo podemos adelantarnos a los acontecimientos.
Consultar con expertos
Si los lunares son muy grandes y elevados, los bordes no están bien definidos y el color es raruno, sospecha. Son los lunares displásicos o atípicos los que tienen riesgo de degenerar en cáncer. El dermatólogo te hará un examen exhaustivo con una lupa especial para determinar si tus lunares son peligrosos o no. En el caso de tener que extirparlos nunca se debe hacer con láser aunque a veces los pacientes lo prefieran. Es necesario extirparlo con bisturí para poderlo mandar al patólogo y que lo examine al microoscopio. Así sabremos más sobre la vida y miserias de ese lunar.
Debemos tener especial cuidado con los lunares que pueden salir en el pie. Es una zona de mucha fricción cuya piel está engrosada y bajo la que se pueden ocultar o confundir futuros melanomas. Pueden aparecer como pequeñas “pecas” en forma de lentejas que pueden derivar en un tipo de cáncer negro llamado melanoma acrolentiginoso.
Tipos de cáncer de piel
Según en qué estrato de la piel se origine el tumor, tendremos un tipo de cáncer u otro. En la siguiente imagen he intentado esquematizarlo.
Si el tumor deriva de las células escamosas (las que se desprenden al “pelarnos”) será un carcinoma epidermoide (o epiteloide) o carcinoma de células escamosas. Este tipo de cáncer sí que puede producir metástasis y está asociado al virus del papiloma humano.
Si el tumor proviene de una alteración de los melanocitos será un melanoma o cáncer negro de piel. Casi todos los cánceres negros provienen de lunares. El cáncer negro puede aparecer en cualquier parte del tegumento, hasta en las mucosas o ganglios linfáticos. Es lo que llamamos, melanoma porque deriva de una alteración en la melanina. Se produce en menor proporción pero es mucho más agresivo porque puede causar metástasis.
Si el tumor se produce en las células basales de la epidermis será un basalioma (también llamado carcinoma de células basales o carcinoma basocelular). El basalioma, también llamado carcinoma de células basales o carcinoma basocelular, se denomina cáncer blanco porque suele ser “color piel”. No produce metástasis pero puede pasar desapercibido e incrustarse en las profundidades de la piel. Se puede confundir con eccemas. Suele aparecer en las zonas más expuestas al sol: en la cara y hasta en el torso.
¿Sabes identificar un precáncer de piel?
Te voy a poner un ejemplo y seguro que sabrás de lo que hablo. ¿Te has fijado en las manchas que tiene tu padre o tu abuelo en la cara, el escote o las manos? Las hay de dos tipos: queratosis seborreicas y queratosis actínicas.
Las queratosis seborreicas no implican ningún riesgo. Son cornificaciones grasas que salen con la edad (manchas seniles). No son contagiosas y el dermatólogo las puede eliminar fácilmente en la consulta.
Por el contrario, las queratosis actínicas son lesiones precancerosas de lenta evolución que si no se tratan pueden derivar en cáncer de piel. El 10% de estas queratosis pueden desembocar en cáncer. Las queratosis actínicas están producidas por el daño solar acumulativo en los queratinocitos (células predominantes de la epidermis) de la piel. Suelen aparecer en zonas expuestas al sol: cuero cabelludo (típico de hombres calvos), frente, orejas, rostro, escote y manos. Son manchas feas, rugosas, ásperas, bien adheridas y de color marrón, amarillo o rojizo.
¿Cómo se trata?
Este tipo de queratosis se pueden tratar con un producto de laboratorios ISDIN llamado Eryfotona AK-NMSC. Este protector solar protege (UVB 109, UVA 39) a la vez que repara, gracias a la incorporación de fotoliasas en su formulación. Las fotoliasas se activan con la luz visible y ayudan a reparar las lesiones en el ADN celular. Detrás de este producto hay estudios científicos que avalan su eficacia.
Con todos estos nombres raros no quiero que te estreses y que te obsesiones con tus lunares. Simplemente que tengas en cuenta esta información y que si ves que algún lunar evoluciona de alguna manera anormal, vayas a dermatólogo.
Después de hablar de revisiones periódicas de tus lunares y de visitar a tu dermatólogo una vez al año (si tienes muchas verrugas, manchas o lunares)… No podemos olvidar resaltar que la mejor prevención frente al cáncer de piel, la radiación solar y sus efectos perversos, es la protección solar.
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Fuentes:
https://www.cancer.org/es/cancer/cancer-de-piel-tipo-melanoma/acerca/que-es-melanoma.html